ESTUDIO EN ESCARLATA
Arthur Conan Doyle (
publicación 1887)
En primer lugar Holmes utiliza la investigación
de campo aunada a la investigación básica pura o teórica, ya que llega a pie a
la casa examinando la carretera y descubre las huellas claras de un carruaje y
dedujo que este carruaje había estado allí en el transcurso de la noche, por lo
estrecho de las marcas de las ruedas deduce que no se trataba de un carruaje
particular si no de uno de alquiler por su comparación con el modelo que
utiliza cuatro ruedas y así utiliza la investigación aplicada. Posterior avanza
por el sendero del jardín y se encuentra con que se trataba de un suelo de
ardua, extraordinariamente apto para que se graben en el huellas por lo cual
utiliza la investigación exploratoria ya que todas las huellas que se hallaban
en su superficie encerraban un sentido para sus ojos entrenados y así también
utiliza la investigación descriptiva ya que determina que en la ciencia detectivesca
valora que algo de lo más importante es reconstruir el significado de las
huellas de pies. Descubría las fuertes pisadas de los guardias, pero vio
también la pista de dos hombres que habían pisado primero el jardín. afirma que
habían pasado antes que los otros, porque en algunos sitios sus huellas habían
quedado borradas del todo al pisar los segundos encima mismo. Es como fabrica
su segundo eslabón que le informó de que los visitantes nocturnos habían sido
dos, uno de ellos notable por su estatura (lo que calculo por la longitud de su
zancada) y el otro elegantemente vestido, a juzgar por la huella pequeña y elegante
que dejaron sus botas. Y así utiliza la investigación explicativa y a la vez la
investigación correlacional al hacer comparaciones de las huellas. Esta última
deducción quedó confirmada al entrar en la casa. Allí tenía delante de si al
hombre bien calzado. Por consiguiente, si había existido asesinato, éste había
sido cometido por el individuo alto. El muerto no tenía en su cuerpo herida
alguna, pero la expresión agitada de su rostro le proporcionó la certeza de que
él había visto lo que le venía encima. Las personas que fallecen de una
enfermedad cardíaca, o por cualquier causa natural repentina, jamás tienen en
sus facciones señal alguna de emoción y así utiliza la investigación
cualitativa. Cuando olio los labios del muerto pudo percibir un leve olorcillo
agrio, y llegó a la conclusión de que se le había obligado a ingerir un veneno.
Dedujo también que le habían obligado a tomarlo por la expresión de odio y de
temor que tenía su rostro. Había llegado a este resultado por el método de la exclusión,
porque ninguna otra hipótesis se ajustaba a los hechos. El motivo no había sido
el robo, puesto que no le habían despojado de nada. ¿Se trataría, pues, de
política o mediaba una mujer? Tal era el problema con que se enfrentaba. Desde
el primer instante se sintió inclinado a esta última suposición. Los asesinos políticos
tienen por costumbre darse a la fuga en cuanto han realizado su cometido. Este
asesinato, por el contrario, había sido llevado a cabo de un modo muy pausado,
y quien lo perpetró había dejado huellas suyas por toda la habitación,
mostrando con ello que había estado presente desde el principio hasta el fin. Ofensa
que exigía un castigo tan metódico era, por fuerza, de tipo privado, y no
político. Al descubrirse en la pared aquella inscripción, se inclinó más que
nunca a su punto de vista. Estaba demasiado claro que aquello era una venganza
utilizando así la investigación cuantitativa. La cuestión quedó clara al
encontrarse el anillo. Sin duda alguna, el asesino se sirvió del mismo Para obligar a su
víctima a hacer memoria de alguna mujer muerta o ausente. Al llegar a este
punto fue cuando pregunto a Gregson si en su telegrama a Cleveland había
indagado acerca de algún punto concreto de la vida anterior del señor Drebber. Procedió
a continuación a escudriñar con mucho cuidado la habitación, y el resultado le
confirmó en sus opiniones respecto a la estatura del asesino, y le proporcionó
los detalles adicionales referentes al cigarro de Trichinopoly y a la largura
de las uñas. Al no ver señales de lucha, llego, desde luego, a la conclusión de
que la sangre que manchaba el suelo había brotado de la nariz del asesino,
debido a su emoción. Pudo comprobar que la huella de la sangre coincidía con la
de sus pisadas. Es cosa rara que una persona, como no sea de temperamento
sanguíneo, sufra ese estallido de sangre por efecto de la emoción, y por ello aventuro
la opinión de que el criminal era, probablemente, hombre robusto y de cara
rubicunda. Los hechos habían demostrado que su juicio era correcto y así
utilizo la investigación experimental. Cuando salieron de la casa procedió a
realizar lo que Gregson había olvidado. Holmes Telegrafió a la Jefatura de Policía
de Cleveland, circunscribiendo su pregunta a lo relativo al matrimonio de Enoch
Drebber. La contestación fue terminante. Me informaba de que ya con
anterioridad había acudido Drebber a solicitar la protección de la ley contra
un antiguo rival amoroso, llamado Jefferson Hope, y que este Hope se encontraba
en Europa. Sabía, pues, que ya tenía en sus manos la clave del misterio, y sólo
le quedaba atrapar al asesino. En ese momento había llegado mentalmente a la conclusión
de que el hombre que había entrado en la casa con Drebber no era otro que el
mismo cochero del carruaje. Las marcas que descubrió en la carretera le
demostraron que el caballo se había movido de un lado a otro de una manera que
no lo habría hecho de haber estado alguien cuidándolo utilizando así el método
deductivo. ¿Dónde, pues, podía estar el cochero, como no fuese dentro de la
casa? Además, era absurdo suponer que ninguna persona que se encuentre en su
sano juicio cometa un crimen premeditado a la vista misma, como si dijéramos,
de una tercera persona que sabe que lo delatará. Y, por último, si alguien
quiere seguirle los pasos a otra persona en sus andanzas por Londres, ¿qué
mejor medio puede adoptar que el de hacerse conductor de un coche público? Todas
estas consideraciones le llevaron a la conclusión de que a Jefferson Hope
habría de encontrarlo en la metrópoli. Si él había trabajado de cochero, no había
razón de suponer que hubiese dejado ya de serlo. Todo lo contrario: desde el
punto de vista suyo, cualquier cambio repentino podría atraer la atención hacia
su persona. Lo probable era que, por algún tiempo al menos, siguiese desempeñando
sus tareas. Tampoco había razón para suponer que. actuase con un nombre falso.
¿Para qué iba a cambiar el suyo en un país en el que éste no era conocido por
nadie? Por eso organizo su cuerpo de detectives vagabundos, y los hizo
presentarse de una manera sistemática a todos los propietarios de coches de
alquiler de Londres, hasta que huronearon dónde estaba el hombre tras del que
andaba Holmes. Holmes entra en posesión de las píldoras, cuya existencia había
conjeturado. Todo constituye una cadena de ilaciones lógicas sin una ruptura ni
una grieta y aplicando así el método inductivo.
Scotland yard comenzó por investigar sobre el sombrero y se
presenta en la casa Underwood, pregunta a este señor si había vendido un
sombrero de tal medida y de tales características. Revisó sus libros y dio en
el acto con él. Había enviado el sombrero a un señor Drebber que se alojaba en
la pensión Charpentier, Torquay Terrace. Así es como conseguí la dirección del
muerto posterior se dirige a la casa a entrevistar a la madre y después deduce
que su hijo lo mato con un garrotazo en el estómago por lo cual lo apresa y en conclusión
Gregson investiga de una forma
sistematica pero da una conclusión errónea.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario