Consejos para ayudar a controlar el colesterol con una
alimentación saludable
Francisco Pérez-Jiménez, Emilio Ros, Rosa Solá, Gemma Godás,
Ana Pérez-Heras, Mercè Serra, en nombre del Grupo de Nutrición, y José Mostaza
y Xavier Pintó, en nombre del Grupo de Unidades de Lípidos de la Sociedad
Española de Arteriosclerosis
Las enfermedades vasculares (trombosis cerebral, angina de
pecho, infarto agudo de miocardio y arteriopatía obstructiva de las piernas)
son la primera causa de muerte en España. Estas enfermedades se producen cuando
las arterias (los conductos que transportan la sangre a las diferentes partes
del cuerpo) se obstruyen, lo que dificulta que la sangre llegue a las zonas que
irrigan. El proceso progresivo de obstrucción de las arterias se llama
arteriosclerosis. Cuando afecta a las arterias que llevan la sangre al cerebro,
puede dar lugar a una trombosis cerebral o a un accidente isquémico
transitorio; en caso de obstrucción de las arterias que irrigan el corazón
(coronarias), suele aparecer una angina de pecho o un infarto de miocardio,
mientras que la arteriosclerosis de las arterias que llevan la sangre a las
piernas puede causar claudicación intermitente (dolor en las piernas al caminar
que cede al detenerse). Se han identificado diversos factores (llamados
factores de riesgo cardiovascular) que aumentan la probabilidad de experimentar
enfermedades vasculares. Los más conocidos son el tabaquismo, el colesterol
elevado, la hipertensión arterial, la obesidad y la diabetes mellitus. Además,
está claro que hay factores protectores, entre los que destacan una dieta
adecuada, el ejercicio físico regular y el mantenimiento de un peso cercano al
ideal. La dieta es un componente básico en la prevención y el tratamiento de
las enfermedades cardiovasculares. La dieta que se consume tradicionalmente en
España, la denominada “dieta mediterránea”, se aproxima a la que podría
considerarse ideal para la protección cardiovascular. Esta dieta reduce el
riesgo al modificar favorablemente la presión arterial y las cifras de
colesterol, mantener o incluso aumentar las cifras de la fracción protectora
del colesterol (colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad [HDL]) y reducir
la tendencia a la diabetes. Por tanto, la dieta de tipo mediterráneo es la base
de la prevención y el tratamiento del riesgo cardiovascular, independientemente
de si se está o no en tratamiento farmacológico. Además, esta dieta podría
prevenir otras enfermedades frecuentes, como el cáncer o algunas enfermedades
neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer. El tipo de grasa de la
dieta y la cantidad de vegetales que contiene son muy importantes de cara a la
salud, en general, y al control del colesterol, en particular.
¿Cómo influyen las grasas y el colesterol de la alimentación
en el colesterol de la sangre? El tipo de grasa y el colesterol que contienen
los alimentos afecta a las cifras de colesterol de la sangre. Desde el punto de
vista de la salud, puede distinguirse dos tipos generales de grasas:
insaturadas y saturadas. Las grasas insaturadas se encuentran principalmente en
alimentos de origen vegetal, sobre todo en los aceites de oliva o de semillas
(maíz, girasol, soja, colza, etc.), los frutos secos y en el pescado. Se
consideran beneficiosas porque su consumo contribuye a reducir las cifras de
colesterol. De modo característico, las grasas insaturadas son lí- quidas
(fluidas) a temperatura ambiente, lo que ayuda a entender sus efectos en el
organismo cuando se ingieren, se absorben en el intestino y entran a formar
parte de las membranas celulares: su fluidez hace que las células interaccionen
con mayor rapidez con las partículas que transportan el colesterol, y aceleran
su retirada de la sangre. Hay dos tipos de grasas insaturadas: las
monoinsaturadas (mono) y las poliinsaturadas
Bibliografía
Pèrez J, F., Ros, E.,
Solà, R., Godàs, G., Pèrez H, A., Serra, M., y otros. (2006). "Consejos
para ayudar a controlar el colesterol con una alimentación saludable". Clinica
e Investigaciòn en Ateriosclerosis Volumen 18, 104-110.
Rangos aceptables de distribución de macronutrientes (RAM)
para dietas saludables
Con el doble objetivo de cumplir con las observaciones ya
existentes de la potenciación de su exceso al riesgo de enfermedades crónicas,
así como cumplir con sus funciones de abastecimiento suficiente de nutrientes
esenciales para el organismo, se han desarrollado los rangos aceptables de
distribución de macronutrientes (RAM) para dietas saludables. Los RAM se
expresan como porcentaje de la cantidad de energía de la dieta, porque su
requerimiento en sentido clásico, no es dependiente de ninguna otra fuente de
energía o del requerimiento total de energía del individuo.
Cuando la ingestión de grasas es baja y la de carbohidratos
alta, los estudios que se realizan en esas poblaciones muestran una reducción
del HDL-colesterol en plasma, un incremento del colesterol total y una
elevación de los triglicéridos, todo lo cual es consistente con una elevación
del riesgo de enfermedad coronaria. Contrariamente, estudios de intervención
muestran que cuando las dietas son ricas en grasa, los individuos aumentan
mucho de peso. En aquellos susceptibles los riesgos de enfermedad coronaria aún
se incrementan más. Las dietas ricas en grasas suelen ser también ricas en
ácidos grasos saturados, los cuales elevan el LDL-colesterol y más aún el
riesgo.
Por estas razones y basándose en el riesgo más elevado de
enfermedades crónicas que se presenta a bajos y altos niveles de grasas en la
dieta, y de la observación del mayor riesgo de enfermedad coronaria con dietas
elevadas en carbohidratos, se establecieron los valores de los rangos
aceptables de distribución de macronutrientes que se muestran en la tabla 5 y
se propone que el consumo de dietas con esta composición debe mantener en un
valor mínimo el riesgo de enfermedad coronaria, obesidad y diabetes mellitus.
Tabla 5. Rangos aceptables de distribución de
macronutrientes (RAM) para dietas saludables, según el Consejo de
Alimentación y Nutrición de EE. UU., 20024
% de la ingestión
diaria de energía
|
|
Grasas
|
20-35 %
|
Carbohidratos
|
45-65
|
Proteínas
|
10-35
|
Ácido linoleico
|
5-10
|
Ácido linolénico
|
0,6-1,2
|
Relación linoleico/ linolénico
|
5,1-10,1
|
Ácido eicosapentaenoico
|
10 %
|
Ácido docosahexaenoico
|
10 %
|
Azúcares añadidos
|
≤ 25
|
Bibliografía
Hernàndez Triana, M.
(2004). Recomendaciones nutricionales para el ser humano. Revista cubana de
investigaciones Biomèdicas, 266-292.
Grasas en lácteos, huevos, margarinas y aceites:
implicaciones para la aterosclerosis
Fundamento: Para aconsejar adecuadamente sobre una
planificación alimentaria, con vistas a la prevención de la cardiopatía
isquémica, es necesario el conocimiento de la composición química de los
alimentos.
Objetivo: Analizar la composición de grasas, ácidos grasos y colesterol de algunos ejemplos nacionales de aceite comestible, mantecas, margarina, lácteos y huevos, utilizando los límites de una dieta para prevención de enfermedad arterial coronaria.
Mètodos: Fue analizada la composición de aceite comestible, mantecas, margarina, lácteos y huevos. Los resultados fueron empleados de acuerdo con lo recomendado por la American Heart Association para una dieta de 1.800 calorías.
Resultados: En la comparación entre los aceites comestibles, el de canola se presentó como el mejor. Entre las leches, la desnatada es la más recomendable, sin embargo no hay ventajas en relación a la semi desnatada. En el caso del huevo, no existieron diferencias en los tipos encontrados en el mercado. En relación a los quesos, el tipo minas es el que presentó el menor contenido de colesterol y grasas saturadas. En la comparación margarina con manteca, la primera llevó ventaja cuando los niveles de grasas trans no pasan de lo recomendado.
Conclusiòn: La composición de alimentos usados en Brasil indica que dieta con objetivo de prevención primaria y secundaria de la cardiopatía isquémica puede priorizar el uso de leche semi desnatada, aceite de girasol, margarina con bajo tenor de grasas trans y queso del tipo minas.
Objetivo: Analizar la composición de grasas, ácidos grasos y colesterol de algunos ejemplos nacionales de aceite comestible, mantecas, margarina, lácteos y huevos, utilizando los límites de una dieta para prevención de enfermedad arterial coronaria.
Mètodos: Fue analizada la composición de aceite comestible, mantecas, margarina, lácteos y huevos. Los resultados fueron empleados de acuerdo con lo recomendado por la American Heart Association para una dieta de 1.800 calorías.
Resultados: En la comparación entre los aceites comestibles, el de canola se presentó como el mejor. Entre las leches, la desnatada es la más recomendable, sin embargo no hay ventajas en relación a la semi desnatada. En el caso del huevo, no existieron diferencias en los tipos encontrados en el mercado. En relación a los quesos, el tipo minas es el que presentó el menor contenido de colesterol y grasas saturadas. En la comparación margarina con manteca, la primera llevó ventaja cuando los niveles de grasas trans no pasan de lo recomendado.
Conclusiòn: La composición de alimentos usados en Brasil indica que dieta con objetivo de prevención primaria y secundaria de la cardiopatía isquémica puede priorizar el uso de leche semi desnatada, aceite de girasol, margarina con bajo tenor de grasas trans y queso del tipo minas.
La mortalidad por enfermedad coronaria disminuyó en los
Estados Unidos, entre los años 1980 y 2000, en aproximadamente 50%, siendo 44%
de esta disminución debido al control de algunos factores de riesgos. Esto
representa una reducción de 150.000 muertes, siendo que la disminución de
apenas 6,1 mg/dl de colesterol total sérico fue la acción más importante,
responsable por 82.830 muertes prevenidas o postergadas. En 1990, Ornish había
demostrado que intervenciones en los hábitos de vida podían ser correlacionados
con la disminución de la placa arteriosclerótica, lo que puede tener impacto en
la mortalidad cardiovascular, por lo tanto, tener gran repercusión poblacional.
En este punto, la alimentación tiene un papel de mayor importancia, ya
demostrado en innúmeros estudios observacionales. Desde los estudios de
Anitschlow, que demostró desarrollo de aterosclerosis en conejos después de
dieta rica en colesterol, y de Lagen, en 1916, que observó que el colesterol de
los nativos de Indonesia, que tenían una dieta predominantemente vegetariana,
era considerablemente más bajo que el de los holandeses. Cinco nativos fueron
entonces alimentados por tres meses con jugos y carnes y, después de este
período, el nivel de colesterol sérico aumentó en 27%. Uno de los relatos más
contundentes fue del estudio de los Siete Países, correlacionando el colesterol
y la mortalidad por infarto agudo del miocardio. En ese estudio, se verificó
que Finlandia, campeona en mortalidad, presentaba en su dieta más de 20% del
valor calórico total en grasas saturadas, con un colesterol total medio de 260
mg/dl. Esos datos contrastaban con los encontrados en Japón, con menor
mortalidad por infarto agudo de miocardio, cuya ingestión es de 2,5% del valor
calórico total en grasas saturadas y un colesterol medio 160 mg/dl.
Ensayos clínicos ramdomizados también han demostrado que la
adopción de dieta pobre en grasas saturadas reduce los niveles séricos de
colesterol y la incidencia de eventos cardiovasculares. Como demostrado en
el Oslo Diet-Heart, que presentó una menor incidencia de infarto agudo del
miocardio en individuos que siguieron una dieta pobre en grasas saturadas y
colesterol y rica en poli insaturado. Hinderliter presentó resultado del
estudio Encore ante la reunión anual del American College of Cardiology de
2009, mostrando que la dieta estilo mediterráneo (DASH) se asoció con la
disminución de la presión arterial cuando comparada con los controles. Más
expresivos todavía fueron los resultados de un meta análisis con 1.574.299
individuos, acompañados entre 3 y 18 años, que demostró una disminución en la
mortalidad general, cardiovascular, por cáncer y menor incidencia de las
enfermedades y Alzheimer y Parkinson, entre aquellos con mayor adherencia a ese
tipo de alimentación cuando fueron comparados con los de menor adherencia.
Para la implementación de una dieta que tenga como objetivo
la reducción de eventos cardiovasculares, es necesario el conocimiento de la
composición química de los alimentos. Mientras tanto, las tablas de composición
química de alimentos disponibles en el Brasil son limitadas en cuanto al
contenido de grasas y colesterol de varios alimentos utilizados en el país.
Recientemente, realizamos una extensa evaluación de la composición química de
gran número de alimentos utilizados en Brasil, para construir una tabla de
composición de alimentos con aplicabilidad clínica en nuestro país.
En el presente relato, analizamos la composición de grasas,
ácidos grasos y colesterol y algunos ejemplos nacionales de aceite comestible,
mantecas, margarina, lácteos y huevos, utilizando los límites de una dieta de
1800 kcal, con vistas a orientar una intervención nutricional para prevención
de enfermedad arterial coronaria.
Bibliografía
Pèrez J, F., Ros, E.,
Solà, R., Godàs, G., Pèrez H, A., Serra, M., y otros. (2006). Consejor e
investigacion en Ateriosclerosis. Clinica e Investigacion en Ateriosclerosis
Volumen 18, 104-110.
Carlos, S., Ribeiro, S., & Pinto , J. (2010). Grasas
en lácteos, huevos, margarinas y aceites: implicaciones para la
aterosclerosis. Arquivos Brasileiros de Cardiologia, 55-60.
Hernàndez Triana, M. (2004). Recomendaciones nutricionales
para el ser humano. Revista cubana de investigaciones Biomèdicas, 266-292.
Niveles séricos de colesterol y lipoproteínas y frecuencia
de hipercolesterolemia en un grupo de adolescentes de la Ciudad de México
El metabolismo del colesterol y de los triglicéridos se
realiza tanto por vía exógena como endógena. En la primera, el colesterol y los
triglicéridos se encuentran en forma de quilomicrones y lipoproteínas de muy
baja densidad (VLDL), de baja densidad (LDL) y de alta densidad (HDL). Éstas
son degradadas por una proteínlipasa, formando los ácidos grasos que serán
reesterificados por el tejido adiposo y almacenados nuevamente como
triglicéridos, o bien son oxidados, constituyendo entonces una fuente de energía.
En la vía endógena el hígado es el principal lugar de la biosíntesis de
colesterol, triglicéridos, fosfolípidos y esteres de colesterol.1,2
Existen pruebas innegables que demuestran que los niveles
séricos elevados de colesterol, especialmente la fracción LDL, pueden
presentarse desde etapas tempranas de la vida. Se ha observado en múltiples
estudios que esta hipercolesterolemia juega un papel importante en el
desarrollo de ateroesclerosis a largo plazo, en especial de las arterias
coronarias. Así mismo, se ha encontrado que las HDL juegan un papel protector
en la enfermedad coronaria.
Por otra parte, se han identificado estrías de grasa en
grandes arterias desde la primera década de la vida, aun en edades tan
tempranas como los dos años, así como se han reportado lesiones ateromatosas
hasta en 17% de las autopsias de niños entre dos y cinco años.3–5
Estos precursores de la ateroesclerosis coronaria
frecuentemente empiezan en niños y adolescentes que tienen elevados los niveles
de colesterol y LDL, más disminución de HDL.
Hay una alta frecuencia de hipercolesterolemia en niños y
adolescentes que vienen de familias en las cuales existe una alta incidencia de
enfermedad cardiovascular en parientes adultos. Así mismo, se ha reportado una
agregación familiar en el total de colesterol, LDL y HDL existente en niños y
sus padres, debido a que comparten factores ambientales y genéticos.5,6
Dentro de los factores de riesgo para aterosclerosis se han
identificado dos grupos, los modificables y los no modificables. Los que no son
susceptibles de modificarse son: sexo, raza, antecedentes familiares, anatomía
coronaria y trastornos metabólicos o genéticos, como la hiperlipidemia familiar
tipo II que afecta a un sujeto de cada 500 de la población general, la
hiperlipidemia combinada tipo III y las hiperlipoproteinemias tipo I, IV y V,
que constituyen trastornos raros, sin embargo, se manifiestan desde la infancia
y se complican con enfermedad coronaria precoz.7,8
Los factores de riesgo que pueden ser modificados son:
hipercolesterolemia, hipertensión arterial, tabaquismo, sedentarismo,
hiperhomocisteinemia, obesidad e hiperglucemia.9 El tamizaje de niveles de
colesterol sérico en población pediátrica ha demostrado que a pesar de no
existir antecedentes familiares de riesgo para ateroesclerosis, existen
pacientes con niveles elevados de colesterol. Se ha visto que niños y
adolescentes con niveles de colesterol elevado tienen mayor probabilidad que la
población general de tener niveles elevados en la etapa adulta.10
La Academia Americana de Pediatría recomienda medir niveles
de colesterol a partir de los dos años en aquellos niños con antecedentes
familiares de infarto agudo al miocardio (IAM) en parientes de menos de 50
años, hipercolesterolemia familiar y de obesidad personal.11 Así mismo, se
considera que hay niveles normales por debajo de 169 mg/dL, limítrofes altos de
170–199 mg/dL e hipercolesterolemia arriba de 200 mg/dL. Desde el punto de
vista de riesgo cardiovascular, se clasifican con riesgo bajo (< 169 mmol/L),
riesgo moderado (170–199 mmol/L) y riesgo alto (>200 mmol/L).12–14
En las diferentes determinaciones poblacionales de
colesterol sérico en niños se observan diferencias geográficas, que van desde
149 mg/ dL en Portugal, 155 mg/dL en Israel, 159 mg/dL en Italia, 167 mg/dL en
Estados Unidos de América (EUA), 176 mg/dL en Noruega, 190 mg/dL en Finlandia y
182 mg/dL en España, lo cual justifica realizar estudios en cada país para
determinar sus propias variaciones.10 En México se han realizado cuatro
estudios sobre los niveles séricos de colesterol, dos de ellos en comunidades
Otomíes y Tarahumaras con promedios de 99.8 y 116 mg/dL, respectivamente,
valores notablemente inferiores a los reportados en otros países. Un tercer
estudio muestra diferencias en las cifras promedio en niños de 10 años de edad
de acuerdo a su nivel socioeconómico, donde los de nivel alto tienen valores de
167.3 mg/dL, en tanto que los de nivel bajo muestran un valor promedio de 124
mg/dL.15–18
En el estudio de Lerman y col.19 se toman sólo niveles
de colesterol sérico en una población de 1 a 19 años de edad, 70% en población
urbana y 30% rural, de todos los estados del país. Se encuentran diferencias
significativas en los niveles de colesterol encontrados en los estados de las
tres principales regiones del país: norte, centro y sur. Las cifras promedio
son: para la región del sur del país, 137 ± 29 mg/dL; la zona centro, 145 ± 32
mg/dL; y la zona norte, Distrito Federal y Quintana Roo, 153 ± 38 mg/dL; la
frecuencia de hipercolesterolemia es de 9%.
Sin embargo, en este estudio no miden lipoproteínas de alta,
baja y muy baja densidad, ni niveles de triglicéridos, lo cual es importante
para clasificar el tipo de dislipidemia. Por otra parte, no se estratifica por
edades, a pesar de que se sabe existen cambios hormonales según la edad que
varían los niveles de colesterol, especialmente en la adolescencia.20
El principal objetivo de este estudio fue determinar los
niveles séricos de colesterol, lipoproteínas y triglicéridos en un grupo de adolescentes
de la Ciudad de México, ya que actualmente sólo se cuenta con los valores de
colesterol en población de 1 a 19 años obtenidos en 1993, reportados sin
niveles de lipoproteínas (LDL, HDL, VLDL) ni de triglicéridos (los cuales son
importantes para determinar el tipo de dislipidemia).19
La identificación oportuna de hipercolesterolemia en edades
tempranas permitirá disminuir los factores de riesgo para desarrollar
enfermedad ateroesclerótica en etapas tardías, promover el consumo de una dieta
baja en grasas saturadas y alta en fibra, y realizar ejercicio físico de manera
cotidiana.
Bibliografía
Pèrez J, F., Ros, E.,
Solà, R., Godàs, G., Pèrez H, A., Serra, M., y otros. (2006). Consejor e
investigacion en Ateriosclerosis. Clinica e Investigacion en Ateriosclerosis
Volumen 18, 104-110.
Carlos, S., Ribeiro, S., & Pinto , J. (2010). Grasas
en lácteos, huevos, margarinas y aceites: implicaciones para la
aterosclerosis. Arquivos Brasileiros de Cardiologia, 55-60.
Hernàndez Triana, M. (2004). Recomendaciones nutricionales
para el ser humano. Revista cubana de investigaciones Biomèdicas, 266-292.
Juàrez, M., Irina, E., Anaya F, M. S., Mejia A, J. M.,
Games E, J., Sciandra R, M., y otros. (2006). Niveles sèricos de colesterol y
lipoproteìnas y frecuencia de hipercolesterolemia en un grupo de adolecentes
de la Ciudad de Mexico. Boletín médico del Hospital Infantil de México,
162-168.
Factores de riesgo para la hipertensión arterial
Benjamín Huerta
Robles
Factores de riesgo para la hipertensión arterial Benjamín
Huerta Robles* Introducción os factores de riesgo son aquellas variables de
origen Biológico, Físico, Químico, Psicológico, Social, Cultural, etc. Que
influyen más frecuentemente en los futuros candidatos a presentar enfermedad.1
La observación en los resultados de los estudios epidemiológicos permitió la
identificación de los factores de riesgo. La posibilidad de que una persona
desarrolle presión alta se le conoce como factor de riesgo y el conocimiento de
éste o estos factores de riesgo son claves para prevención, manejo y control de
la hipertensión arterial. La presente revisión se enfoca a los factores de
riesgo tradicionales, modificables y no modificables a los que una persona está
expuesta cotidianamente.2 La prevención primaria es una estrategia dirigida a
la comunidad y otra dirigida al grupo de alto riesgo. Es la educación sobre la
prevención y control de la hipertensión, mediante estas acciones se
incrementará la conciencia pública así como el número de educadores sobre el
tratamiento y prevención de la hipertensión. Para tener éxito se tiene que
educar al paciente y es la enseñanza Resumen La hipertensión arterial sigue
siendo un tema de estudio para los investigadores, ya que se ha demostrado que
en grupos de personas mayores a 45 años de edad, el 90% de los casos desarrolla
la hipertensión esencial o primaria y menos del 10% desarrolla hipertensión
arterial secundaria. Por tal razón es importante conocer los factores de riesgo
tradicionales modificables y no modificables que influyen en el desarrollo de
la enfermedad. Enfermería comprometida con su filosofía de aprender siempre
para servir mejor, está a la vanguardia de los conocimientos de los cuidados
para cada uno de los factores de riesgo y así poder interactuar con la
población y ser partícipe de una noble labor social que es la de promover la
salud. de los factores de riesgo y la forma en que éstos se pueden modificar
para la prevención de la hipertensión arterial y en algunos de los casos es el
único tratamiento que se requiere. Muchas modificaciones activas en la conducta
pueden llevarse acabo con un costo mínimo por el paciente y cuando se utiliza
tratamiento farmacológico pude ser que se reduzca la dosis de los medicamentos
empleados. Modificación al estilo de vida recomendados en la prevención y
tratamiento de la hipertensión arterial Control de peso En caso de obesidad se
tiene que favorecer una educación para el control de peso. Disminuir el consumo
de sodio a menos de 100 mmol/día (6 g de NaCl ). Practicar en forma regular el
ejercicio físico de tipo aeróbico de 30 a 40 minutos/día la mayor parte de la
semana. Suspender el uso del tabaco. Reducir la ingesta de grasa poliinsaturada
y de alimentos ricos en colesterol. Por cada kilogramo que se logre
Cambios
en la dieta
Cambios en la dieta Comer demasiada grasa, especialmente las
grasas sobresaturadas eleva los niveles de colesterol en sangre, las grasas
saturadas se encuentran principalmente en los alimentos de origen animal como:
carne, leche entera, quesos y mantequilla, limitar el consumo de margarina,
aderezos, carnes rojas, de pollo y pescado a 6 onzas diarias y aumentar el
consumo de fibra alimenticia ayuda a reducir el colesterol.
Bibliografía
Pèrez J, F., Ros, E.,
Solà, R., Godàs, G., Pèrez H, A., Serra, M., y otros. (2006). Consejor e
investigacion en Ateriosclerosis. Clinica e Investigacion en Ateriosclerosis
Volumen 18, 104-110.
Carlos, S., Ribeiro, S., & Pinto , J. (2010). Grasas
en lácteos, huevos, margarinas y aceites: implicaciones para la
aterosclerosis. Arquivos Brasileiros de Cardiologia, 55-60.
Hernàndez Triana, M. (2004). Recomendaciones nutricionales
para el ser humano. Revista cubana de investigaciones Biomèdicas, 266-292.
Huerta, B. (2001). Factores de riesgos para hipertenciòn
arterial. Archivos de cardiologìa de mèxico, 208-210.
Juàrez, M., Irina, E., Anaya F, M. S., Mejia A, J. M.,
Games E, J., Sciandra R, M., y otros. (2006). Niveles sèricos de colesterol y
lipoproteìnas y frecuencia de hipercolesterolemia en un grupo de adolecentes
de la Ciudad de Mexico. Boletín médico del Hospital Infantil de México,
162-168.
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