domingo, 13 de agosto de 2017

S5 Actividad 1

Consejos para ayudar a controlar el colesterol con una alimentación saludable
Francisco Pérez-Jiménez, Emilio Ros, Rosa Solá, Gemma Godás, Ana Pérez-Heras, Mercè Serra, en nombre del Grupo de Nutrición, y José Mostaza y Xavier Pintó, en nombre del Grupo de Unidades de Lípidos de la Sociedad Española de Arteriosclerosis
Las enfermedades vasculares (trombosis cerebral, angina de pecho, infarto agudo de miocardio y arteriopatía obstructiva de las piernas) son la primera causa de muerte en España. Estas enfermedades se producen cuando las arterias (los conductos que transportan la sangre a las diferentes partes del cuerpo) se obstruyen, lo que dificulta que la sangre llegue a las zonas que irrigan. El proceso progresivo de obstrucción de las arterias se llama arteriosclerosis. Cuando afecta a las arterias que llevan la sangre al cerebro, puede dar lugar a una trombosis cerebral o a un accidente isquémico transitorio; en caso de obstrucción de las arterias que irrigan el corazón (coronarias), suele aparecer una angina de pecho o un infarto de miocardio, mientras que la arteriosclerosis de las arterias que llevan la sangre a las piernas puede causar claudicación intermitente (dolor en las piernas al caminar que cede al detenerse). Se han identificado diversos factores (llamados factores de riesgo cardiovascular) que aumentan la probabilidad de experimentar enfermedades vasculares. Los más conocidos son el tabaquismo, el colesterol elevado, la hipertensión arterial, la obesidad y la diabetes mellitus. Además, está claro que hay factores protectores, entre los que destacan una dieta adecuada, el ejercicio físico regular y el mantenimiento de un peso cercano al ideal. La dieta es un componente básico en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares. La dieta que se consume tradicionalmente en España, la denominada “dieta mediterránea”, se aproxima a la que podría considerarse ideal para la protección cardiovascular. Esta dieta reduce el riesgo al modificar favorablemente la presión arterial y las cifras de colesterol, mantener o incluso aumentar las cifras de la fracción protectora del colesterol (colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad [HDL]) y reducir la tendencia a la diabetes. Por tanto, la dieta de tipo mediterráneo es la base de la prevención y el tratamiento del riesgo cardiovascular, independientemente de si se está o no en tratamiento farmacológico. Además, esta dieta podría prevenir otras enfermedades frecuentes, como el cáncer o algunas enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer. El tipo de grasa de la dieta y la cantidad de vegetales que contiene son muy importantes de cara a la salud, en general, y al control del colesterol, en particular.
¿Cómo influyen las grasas y el colesterol de la alimentación en el colesterol de la sangre? El tipo de grasa y el colesterol que contienen los alimentos afecta a las cifras de colesterol de la sangre. Desde el punto de vista de la salud, puede distinguirse dos tipos generales de grasas: insaturadas y saturadas. Las grasas insaturadas se encuentran principalmente en alimentos de origen vegetal, sobre todo en los aceites de oliva o de semillas (maíz, girasol, soja, colza, etc.), los frutos secos y en el pescado. Se consideran beneficiosas porque su consumo contribuye a reducir las cifras de colesterol. De modo característico, las grasas insaturadas son lí- quidas (fluidas) a temperatura ambiente, lo que ayuda a entender sus efectos en el organismo cuando se ingieren, se absorben en el intestino y entran a formar parte de las membranas celulares: su fluidez hace que las células interaccionen con mayor rapidez con las partículas que transportan el colesterol, y aceleran su retirada de la sangre. Hay dos tipos de grasas insaturadas: las monoinsaturadas (mono) y las poliinsaturadas
Bibliografía
Pèrez J, F., Ros, E., Solà, R., Godàs, G., Pèrez H, A., Serra, M., y otros. (2006). "Consejos para ayudar a controlar el colesterol con una alimentación saludable". Clinica e Investigaciòn en Ateriosclerosis Volumen 18, 104-110.

Rangos aceptables de distribución de macronutrientes (RAM) para dietas saludables
Con el doble objetivo de cumplir con las observaciones ya existentes de la potenciación de su exceso al riesgo de enfermedades crónicas, así como cumplir con sus funciones de abastecimiento suficiente de nutrientes esenciales para el organismo, se han desarrollado los rangos aceptables de distribución de macronutrientes (RAM) para dietas saludables. Los RAM se expresan como porcentaje de la cantidad de energía de la dieta, porque su requerimiento en sentido clásico, no es dependiente de ninguna otra fuente de energía o del requerimiento total de energía del individuo.
Cuando la ingestión de grasas es baja y la de carbohidratos alta, los estudios que se realizan en esas poblaciones muestran una reducción del HDL-colesterol en plasma, un incremento del colesterol total y una elevación de los triglicéridos, todo lo cual es consistente con una elevación del riesgo de enfermedad coronaria. Contrariamente, estudios de intervención muestran que cuando las dietas son ricas en grasa, los individuos aumentan mucho de peso. En aquellos susceptibles los riesgos de enfermedad coronaria aún se incrementan más. Las dietas ricas en grasas suelen ser también ricas en ácidos grasos saturados, los cuales elevan el LDL-colesterol y más aún el riesgo.
Por estas razones y basándose en el riesgo más elevado de enfermedades crónicas que se presenta a bajos y altos niveles de grasas en la dieta, y de la observación del mayor riesgo de enfermedad coronaria con dietas elevadas en carbohidratos, se establecieron los valores de los rangos aceptables de distribución de macronutrientes que se muestran en la tabla 5 y se propone que el consumo de dietas con esta composición debe mantener en un valor mínimo el riesgo de enfermedad coronaria, obesidad y diabetes mellitus.



Tabla 5.  Rangos aceptables de distribución de macronutrientes (RAM) para dietas saludables, según el Consejo de Alimentación y Nutrición de EE. UU., 20024
% de la ingestión
diaria de energía

Grasas
20-35 %
Carbohidratos
45-65
Proteínas
10-35
Ácido linoleico
5-10
Ácido linolénico
0,6-1,2
Relación linoleico/ linolénico
5,1-10,1
Ácido eicosapentaenoico
10 %
Ácido docosahexaenoico
10 %
Azúcares añadidos
≤ 25
Bibliografía
Hernàndez Triana, M. (2004). Recomendaciones nutricionales para el ser humano. Revista cubana de investigaciones Biomèdicas, 266-292.

Grasas en lácteos, huevos, margarinas y aceites: implicaciones para la aterosclerosis

Fundamento: Para aconsejar adecuadamente sobre una planificación alimentaria, con vistas a la prevención de la cardiopatía isquémica, es necesario el conocimiento de la composición química de los alimentos.
Objetivo: Analizar la composición de grasas, ácidos grasos y colesterol de algunos ejemplos nacionales de aceite comestible, mantecas, margarina, lácteos y huevos, utilizando los límites de una dieta para prevención de enfermedad arterial coronaria.
Mètodos: Fue analizada la composición de aceite comestible, mantecas, margarina, lácteos y huevos. Los resultados fueron empleados de acuerdo con lo recomendado por la American Heart Association para una dieta de 1.800 calorías.
Resultados: En la comparación entre los aceites comestibles, el de canola se presentó como el mejor. Entre las leches, la desnatada es la más recomendable, sin embargo no hay ventajas en relación a la semi desnatada. En el caso del huevo, no existieron diferencias en los tipos encontrados en el mercado. En relación a los quesos, el tipo minas es el que presentó el menor contenido de colesterol y grasas saturadas. En la comparación margarina con manteca, la primera llevó ventaja cuando los niveles de grasas trans no pasan de lo recomendado.
Conclusiòn: La composición de alimentos usados en Brasil indica que dieta con objetivo de prevención primaria y secundaria de la cardiopatía isquémica puede priorizar el uso de leche semi desnatada, aceite de girasol, margarina con bajo tenor de grasas trans y queso del tipo minas.

La mortalidad por enfermedad coronaria disminuyó en los Estados Unidos, entre los años 1980 y 2000, en aproximadamente 50%, siendo 44% de esta disminución debido al control de algunos factores de riesgos. Esto representa una reducción de 150.000 muertes, siendo que la disminución de apenas 6,1 mg/dl de colesterol total sérico fue la acción más importante, responsable por 82.830 muertes prevenidas o postergadas. En 1990, Ornish había demostrado que intervenciones en los hábitos de vida podían ser correlacionados con la disminución de la placa arteriosclerótica, lo que puede tener impacto en la mortalidad cardiovascular, por lo tanto, tener gran repercusión poblacional. En este punto, la alimentación tiene un papel de mayor importancia, ya demostrado en innúmeros estudios observacionales. Desde los estudios de Anitschlow, que demostró desarrollo de aterosclerosis en conejos después de dieta rica en colesterol, y de Lagen, en 1916, que observó que el colesterol de los nativos de Indonesia, que tenían una dieta predominantemente vegetariana, era considerablemente más bajo que el de los holandeses. Cinco nativos fueron entonces alimentados por tres meses con jugos y carnes y, después de este período, el nivel de colesterol sérico aumentó en 27%. Uno de los relatos más contundentes fue del estudio de los Siete Países, correlacionando el colesterol y la mortalidad por infarto agudo del miocardio. En ese estudio, se verificó que Finlandia, campeona en mortalidad, presentaba en su dieta más de 20% del valor calórico total en grasas saturadas, con un colesterol total medio de 260 mg/dl. Esos datos contrastaban con los encontrados en Japón, con menor mortalidad por infarto agudo de miocardio, cuya ingestión es de 2,5% del valor calórico total en grasas saturadas y un colesterol medio 160 mg/dl.
Ensayos clínicos ramdomizados también han demostrado que la adopción de dieta pobre en grasas saturadas reduce los niveles séricos de colesterol y la incidencia de eventos cardiovasculares. Como demostrado en el Oslo Diet-Heart, que presentó una menor incidencia de infarto agudo del miocardio en individuos que siguieron una dieta pobre en grasas saturadas y colesterol y rica en poli insaturado. Hinderliter presentó resultado del estudio Encore ante la reunión anual del American College of Cardiology de 2009, mostrando que la dieta estilo mediterráneo (DASH) se asoció con la disminución de la presión arterial cuando comparada con los controles. Más expresivos todavía fueron los resultados de un meta análisis con 1.574.299 individuos, acompañados entre 3 y 18 años, que demostró una disminución en la mortalidad general, cardiovascular, por cáncer y menor incidencia de las enfermedades y Alzheimer y Parkinson, entre aquellos con mayor adherencia a ese tipo de alimentación cuando fueron comparados con los de menor adherencia.
Para la implementación de una dieta que tenga como objetivo la reducción de eventos cardiovasculares, es necesario el conocimiento de la composición química de los alimentos. Mientras tanto, las tablas de composición química de alimentos disponibles en el Brasil son limitadas en cuanto al contenido de grasas y colesterol de varios alimentos utilizados en el país. Recientemente, realizamos una extensa evaluación de la composición química de gran número de alimentos utilizados en Brasil, para construir una tabla de composición de alimentos con aplicabilidad clínica en nuestro país.
En el presente relato, analizamos la composición de grasas, ácidos grasos y colesterol y algunos ejemplos nacionales de aceite comestible, mantecas, margarina, lácteos y huevos, utilizando los límites de una dieta de 1800 kcal, con vistas a orientar una intervención nutricional para prevención de enfermedad arterial coronaria.
Bibliografía
Pèrez J, F., Ros, E., Solà, R., Godàs, G., Pèrez H, A., Serra, M., y otros. (2006). Consejor e investigacion en Ateriosclerosis. Clinica e Investigacion en Ateriosclerosis Volumen 18, 104-110.
Carlos, S., Ribeiro, S., & Pinto , J. (2010). Grasas en lácteos, huevos, margarinas y aceites: implicaciones para la aterosclerosis. Arquivos Brasileiros de Cardiologia, 55-60.
Hernàndez Triana, M. (2004). Recomendaciones nutricionales para el ser humano. Revista cubana de investigaciones Biomèdicas, 266-292.

Niveles séricos de colesterol y lipoproteínas y frecuencia de hipercolesterolemia en un grupo de adolescentes de la Ciudad de México
El metabolismo del colesterol y de los triglicéridos se realiza tanto por vía exógena como endógena. En la primera, el colesterol y los triglicéridos se encuentran en forma de quilomicrones y lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), de baja densidad (LDL) y de alta densidad (HDL). Éstas son degradadas por una proteínlipasa, formando los ácidos grasos que serán reesterificados por el tejido adiposo y almacenados nuevamente como triglicéridos, o bien son oxidados, constituyendo entonces una fuente de energía. En la vía endógena el hígado es el principal lugar de la biosíntesis de colesterol, triglicéridos, fosfolípidos y esteres de colesterol.1,2
Existen pruebas innegables que demuestran que los niveles séricos elevados de colesterol, especialmente la fracción LDL, pueden presentarse desde etapas tempranas de la vida. Se ha observado en múltiples estudios que esta hipercolesterolemia juega un papel importante en el desarrollo de ateroesclerosis a largo plazo, en especial de las arterias coronarias. Así mismo, se ha encontrado que las HDL juegan un papel protector en la enfermedad coronaria.
Por otra parte, se han identificado estrías de grasa en grandes arterias desde la primera década de la vida, aun en edades tan tempranas como los dos años, así como se han reportado lesiones ateromatosas hasta en 17% de las autopsias de niños entre dos y cinco años.3–5
Estos precursores de la ateroesclerosis coronaria frecuentemente empiezan en niños y adolescentes que tienen elevados los niveles de colesterol y LDL, más disminución de HDL.
Hay una alta frecuencia de hipercolesterolemia en niños y adolescentes que vienen de familias en las cuales existe una alta incidencia de enfermedad cardiovascular en parientes adultos. Así mismo, se ha reportado una agregación familiar en el total de colesterol, LDL y HDL existente en niños y sus padres, debido a que comparten factores ambientales y genéticos.5,6
Dentro de los factores de riesgo para aterosclerosis se han identificado dos grupos, los modificables y los no modificables. Los que no son susceptibles de modificarse son: sexo, raza, antecedentes familiares, anatomía coronaria y trastornos metabólicos o genéticos, como la hiperlipidemia familiar tipo II que afecta a un sujeto de cada 500 de la población general, la hiperlipidemia combinada tipo III y las hiperlipoproteinemias tipo I, IV y V, que constituyen trastornos raros, sin embargo, se manifiestan desde la infancia y se complican con enfermedad coronaria precoz.7,8
Los factores de riesgo que pueden ser modificados son: hipercolesterolemia, hipertensión arterial, tabaquismo, sedentarismo, hiperhomocisteinemia, obesidad e hiperglucemia.9 El tamizaje de niveles de colesterol sérico en población pediátrica ha demostrado que a pesar de no existir antecedentes familiares de riesgo para ateroesclerosis, existen pacientes con niveles elevados de colesterol. Se ha visto que niños y adolescentes con niveles de colesterol elevado tienen mayor probabilidad que la población general de tener niveles elevados en la etapa adulta.10
La Academia Americana de Pediatría recomienda medir niveles de colesterol a partir de los dos años en aquellos niños con antecedentes familiares de infarto agudo al miocardio (IAM) en parientes de menos de 50 años, hipercolesterolemia familiar y de obesidad personal.11 Así mismo, se considera que hay niveles normales por debajo de 169 mg/dL, limítrofes altos de 170–199 mg/dL e hipercolesterolemia arriba de 200 mg/dL. Desde el punto de vista de riesgo cardiovascular, se clasifican con riesgo bajo (< 169 mmol/L), riesgo moderado (170–199 mmol/L) y riesgo alto (>200 mmol/L).12–14
En las diferentes determinaciones poblacionales de colesterol sérico en niños se observan diferencias geográficas, que van desde 149 mg/ dL en Portugal, 155 mg/dL en Israel, 159 mg/dL en Italia, 167 mg/dL en Estados Unidos de América (EUA), 176 mg/dL en Noruega, 190 mg/dL en Finlandia y 182 mg/dL en España, lo cual justifica realizar estudios en cada país para determinar sus propias variaciones.10 En México se han realizado cuatro estudios sobre los niveles séricos de colesterol, dos de ellos en comunidades Otomíes y Tarahumaras con promedios de 99.8 y 116 mg/dL, respectivamente, valores notablemente inferiores a los reportados en otros países. Un tercer estudio muestra diferencias en las cifras promedio en niños de 10 años de edad de acuerdo a su nivel socioeconómico, donde los de nivel alto tienen valores de 167.3 mg/dL, en tanto que los de nivel bajo muestran un valor promedio de 124 mg/dL.15–18
En el estudio de Lerman y col.19 se toman sólo niveles de colesterol sérico en una población de 1 a 19 años de edad, 70% en población urbana y 30% rural, de todos los estados del país. Se encuentran diferencias significativas en los niveles de colesterol encontrados en los estados de las tres principales regiones del país: norte, centro y sur. Las cifras promedio son: para la región del sur del país, 137 ± 29 mg/dL; la zona centro, 145 ± 32 mg/dL; y la zona norte, Distrito Federal y Quintana Roo, 153 ± 38 mg/dL; la frecuencia de hipercolesterolemia es de 9%.
Sin embargo, en este estudio no miden lipoproteínas de alta, baja y muy baja densidad, ni niveles de triglicéridos, lo cual es importante para clasificar el tipo de dislipidemia. Por otra parte, no se estratifica por edades, a pesar de que se sabe existen cambios hormonales según la edad que varían los niveles de colesterol, especialmente en la adolescencia.20
El principal objetivo de este estudio fue determinar los niveles séricos de colesterol, lipoproteínas y triglicéridos en un grupo de adolescentes de la Ciudad de México, ya que actualmente sólo se cuenta con los valores de colesterol en población de 1 a 19 años obtenidos en 1993, reportados sin niveles de lipoproteínas (LDL, HDL, VLDL) ni de triglicéridos (los cuales son importantes para determinar el tipo de dislipidemia).19
La identificación oportuna de hipercolesterolemia en edades tempranas permitirá disminuir los factores de riesgo para desarrollar enfermedad ateroesclerótica en etapas tardías, promover el consumo de una dieta baja en grasas saturadas y alta en fibra, y realizar ejercicio físico de manera cotidiana.
Bibliografía
Pèrez J, F., Ros, E., Solà, R., Godàs, G., Pèrez H, A., Serra, M., y otros. (2006). Consejor e investigacion en Ateriosclerosis. Clinica e Investigacion en Ateriosclerosis Volumen 18, 104-110.
Carlos, S., Ribeiro, S., & Pinto , J. (2010). Grasas en lácteos, huevos, margarinas y aceites: implicaciones para la aterosclerosis. Arquivos Brasileiros de Cardiologia, 55-60.
Hernàndez Triana, M. (2004). Recomendaciones nutricionales para el ser humano. Revista cubana de investigaciones Biomèdicas, 266-292.
Juàrez, M., Irina, E., Anaya F, M. S., Mejia A, J. M., Games E, J., Sciandra R, M., y otros. (2006). Niveles sèricos de colesterol y lipoproteìnas y frecuencia de hipercolesterolemia en un grupo de adolecentes de la Ciudad de Mexico. Boletín médico del Hospital Infantil de México, 162-168.

Factores de riesgo para la hipertensión arterial
 Benjamín Huerta Robles
Factores de riesgo para la hipertensión arterial Benjamín Huerta Robles* Introducción os factores de riesgo son aquellas variables de origen Biológico, Físico, Químico, Psicológico, Social, Cultural, etc. Que influyen más frecuentemente en los futuros candidatos a presentar enfermedad.1 La observación en los resultados de los estudios epidemiológicos permitió la identificación de los factores de riesgo. La posibilidad de que una persona desarrolle presión alta se le conoce como factor de riesgo y el conocimiento de éste o estos factores de riesgo son claves para prevención, manejo y control de la hipertensión arterial. La presente revisión se enfoca a los factores de riesgo tradicionales, modificables y no modificables a los que una persona está expuesta cotidianamente.2 La prevención primaria es una estrategia dirigida a la comunidad y otra dirigida al grupo de alto riesgo. Es la educación sobre la prevención y control de la hipertensión, mediante estas acciones se incrementará la conciencia pública así como el número de educadores sobre el tratamiento y prevención de la hipertensión. Para tener éxito se tiene que educar al paciente y es la enseñanza Resumen La hipertensión arterial sigue siendo un tema de estudio para los investigadores, ya que se ha demostrado que en grupos de personas mayores a 45 años de edad, el 90% de los casos desarrolla la hipertensión esencial o primaria y menos del 10% desarrolla hipertensión arterial secundaria. Por tal razón es importante conocer los factores de riesgo tradicionales modificables y no modificables que influyen en el desarrollo de la enfermedad. Enfermería comprometida con su filosofía de aprender siempre para servir mejor, está a la vanguardia de los conocimientos de los cuidados para cada uno de los factores de riesgo y así poder interactuar con la población y ser partícipe de una noble labor social que es la de promover la salud. de los factores de riesgo y la forma en que éstos se pueden modificar para la prevención de la hipertensión arterial y en algunos de los casos es el único tratamiento que se requiere. Muchas modificaciones activas en la conducta pueden llevarse acabo con un costo mínimo por el paciente y cuando se utiliza tratamiento farmacológico pude ser que se reduzca la dosis de los medicamentos empleados. Modificación al estilo de vida recomendados en la prevención y tratamiento de la hipertensión arterial Control de peso En caso de obesidad se tiene que favorecer una educación para el control de peso. Disminuir el consumo de sodio a menos de 100 mmol/día (6 g de NaCl ). Practicar en forma regular el ejercicio físico de tipo aeróbico de 30 a 40 minutos/día la mayor parte de la semana. Suspender el uso del tabaco. Reducir la ingesta de grasa poliinsaturada y de alimentos ricos en colesterol. Por cada kilogramo que se logre
                Cambios en la dieta
Cambios en la dieta Comer demasiada grasa, especialmente las grasas sobresaturadas eleva los niveles de colesterol en sangre, las grasas saturadas se encuentran principalmente en los alimentos de origen animal como: carne, leche entera, quesos y mantequilla, limitar el consumo de margarina, aderezos, carnes rojas, de pollo y pescado a 6 onzas diarias y aumentar el consumo de fibra alimenticia ayuda a reducir el colesterol.
Bibliografía
Pèrez J, F., Ros, E., Solà, R., Godàs, G., Pèrez H, A., Serra, M., y otros. (2006). Consejor e investigacion en Ateriosclerosis. Clinica e Investigacion en Ateriosclerosis Volumen 18, 104-110.
Carlos, S., Ribeiro, S., & Pinto , J. (2010). Grasas en lácteos, huevos, margarinas y aceites: implicaciones para la aterosclerosis. Arquivos Brasileiros de Cardiologia, 55-60.
Hernàndez Triana, M. (2004). Recomendaciones nutricionales para el ser humano. Revista cubana de investigaciones Biomèdicas, 266-292.
Huerta, B. (2001). Factores de riesgos para hipertenciòn arterial. Archivos de cardiologìa de mèxico, 208-210.

Juàrez, M., Irina, E., Anaya F, M. S., Mejia A, J. M., Games E, J., Sciandra R, M., y otros. (2006). Niveles sèricos de colesterol y lipoproteìnas y frecuencia de hipercolesterolemia en un grupo de adolecentes de la Ciudad de Mexico. Boletín médico del Hospital Infantil de México, 162-168.

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